Columna de opinión: Memorias de un perdido
Bien, llevo varios días intentando escribir algo interesante… y un título adecuado para estos escritos semanales, pero luego por desgracia recordé que probablemente yo no tengo nada de interesante en mi vida —creo que ya saben el por qué del nombre de esta fila, digo, columna—. De hecho mi existencia es tan patética que no sé qué hago escribiendo aquí. Por cierto, creo no dije “hola”, ¿verdad?... ¡Hola! Si hay algo que tienen que saber de mí es que soy un tipo demasiado despistado y que suelo llegar tarde a todo, incluso a mi propia vida. Tengo una forma algo peculiar de expresarme acerca de mí y no, no es porque no me quiera ni que tenga poca autoestima. ¡Me amo!, pero es más divertido si menosprecio un poco las cosas, ya que estas adquieren valor cuando menos lo esperas o sin que te des cuenta —tal vez cuando deje de existir o cuando lo hayas destruido, ¡qué importa! Lo importante es que adquieren valor y tú no lo obligas, solo se da; eso es lo rico—. Creo que me estoy desviando de a donde quiero llegar con todo esto. Como habrán podido notar, tengo una forma algo particular y extraña acerca de concebir las cosas. Y es que no os he contado un pequeño detalles, soy un maldito enfermo mental y un paranoico con cada uno mis pensamientos. Sí, sí, pero ¿ustedes como podrían entender eso? Nadie está lo suficientemente loco como para aceptarlo. Un loco no se da cuenta que está loco, no se da cuenta que ha perdido la cabeza y que se ha vuelto un orate y, por último, si ese fuera el caso ¿crees que tu opinión o compadecencia le va importar?... Si, de hecho sí, le importar una reverenda mierda porque no sabrá ni lo que tú le has dicho, pero seamos positivos, le va a importar… A menudo me ocurren anécdotas algo estúpidas o banales, pero que me hacen destapar mi cabeza y alterar mi pensamiento, darle un giro, y otra vuelta, cambiar, mejorar aspectos, acerca de como yo creo que es la vida. ¿Nunca te han puesto la analogía del cigarro? Pues tu existencia es como un cigarro, porque a cada instante tu vida se va consumiendo, como la ceniza que queda de un tabaco, de esos de pésima marca, usado y por si esto no fuera suficiente, el viento se encargará de llevar los restos. Te esfumarás… Si murieras hoy por arte del tiempo y el infausto destino, ¿Qué has hecho de interesante? ¿Qué has dejado para el mundo? <<¡Y a mí que diablos me importa si dejo o no dejo algo para el mundo! Yo vivo mi vida y punto>>, tal vez dirás algo como eso, y ¿sabes? Tienes razón, ¿Por qué diablos harías algo por los demás si ellos no hicieron nada por ti? Pero no, yo no quiero darme el lujo de morir sin antes impregnar con algo de mi demencia a algunas mentes, cambiar pensamientos. Quiero dejar algo, quiero hacer algo por este mundo. Si mi vida es un parpadeo entre dos nadas, que son dos segundos y que ya estamos al borde del segundo, si ni quiera sabré que cuando muera en algún momento yo existí; al menos los demás tienen que saber de mi patética existencia. Que un día una aberración de dos patas y algo de razonamiento vivió y manchó a su entorno con su insignificante vida.
ANOTACIÓN 1: creo que fue suficiente estupidez por hoy,
ahora sí puedo comenzar con la columna… sin embargo, también me quedé sin
ideas. Nos vemos el viernes que viene. ¡Salud! Que es fin de semana.
ANOTACIÓN 2: No le digan a la gente que estoy loco, no les
van a creer.
SOBRE EL AUTOR DE ESTA COLUMNA
César Espenzer: “Soy la aberración prosaica que
siempre escupirá versos por la boca”. Futuro abogado penalista por profesión y escritor frustrado
y mediocre por oficio, dicen que también hace poesía, pero no les crean; es
pura basura. Es fundador, codirector y mal redactor de la seudorevista “Casi un
cuento”. Fundador y miembro de la sociedad de poetas malditos y salvajes, La
Chimba. Ha publicado un poemario en conjunto con otros seudoartistas
desconocidos por la élite literaria, además de ser pésimo columnista en el
espacio cibernético “MundoPoesía”. Amante del perfume de una mujer y del buen
vino… ¡No lo lean, se van a arrepentir!
No hay comentarios:
Publicar un comentario