Colaboración enviada por: Fernanda
"El resto de la historia, era muy simple. Es lo mismo para todos: la gente se casa, se quiere todavía un poco de tiempo, trabaja. Trabaja tanto que se olvida de quererse. […] sucede a veces que se sufre durante mucho tiempo sin saberlo. […] Cuando nos queríamos, nos comprendíamos sin palabras. Pero no siempre se quiere uno. En un momento dado yo hubiera debido encontrar las palabras que la hubieran hecho detenerse, pero no pude".
¿No es cierto, puesto que el orden del mundo está regido por la muerte, que acaso es mejor para Dios que no crea uno en él y que luche con todas sus fuerzas contra la muerte, sin levantar los ojos al cielo donde Él está callado?
El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos […] El vicio más desesperado es el vicio de la ignorancia que cree saberlo todo.
Bien sé que el hombre es capaz de acciones grandes, pero si no es capaz de un gran sentimiento no me interesa.
[…] Es incapaz de sufrir o de ser feliz largo tiempo. Por lo tanto, no es capaz de nada que valga la pena.
[…] - ¿usted es capaz de morir por amor? – No sé, pero me parece que no, por el momento. – Ya lo ve. Y es usted capaz de morir por una idea, esto está claro. Bueno: estoy harto de la gente que muere por una idea. Yo no creo en el heroísmo, sé que eso es fácil, y he llegado a convencerme de que en el fondo es criminal. Lo que me interesa es que uno viva y muera por lo que ama.
Seguramente Dios no existe, porque si existiese los curas no serían necesarios.
Estoy harto de la gente que muere por una idea (...) he llegado a convencerme que el fondo es criminal. Lo que me interesa es que uno viva o muere por lo que ama (...) el hombre no es una idea.
"Todas las desgracias de los hombre provienen de no hablar claro".
“—Lo comprendo —murmuró Paneloux—, esto subleva porque sobrepasa nuestra medida. Pero es posible que debamos amar lo que no podemos comprender.
Rieux se enderezó de pronto. Miró a Paneloux con toda la fuerza y la pasión de que era capaz y movió la cabeza.
—No, padre —dijo—. Yo tengo otra idea del amor y estoy dispuesto a negarme hasta la muerte a amar una creación donde se torturen niños”.
"Hay una cosa que se desea siempre y se obtiene a veces: la ternura humana"
NOTA: Fernanda de 13 años hoy terminó de leer La Peste de Albert Camus y decidió enviarnos algunos de sus fragmentos y frases favoritas.
